miércoles, 12 de enero de 2011

LOS MISTERIOS DEL CERRO CHIPAGO

LOS MISTERIOS DEL CERRO SHIPAGO



Dos amigos aventureros  iban a descubrir cuáles eran los misterios que encerraban los alrededores del majestuoso cerro Shipago.
Pepe y Juan partieron un día domingo por la mañana desde la ciudad de Bagua Grande hacia el imponente guardián  Utcubambino para explorar sus misterios que celosamente guardaba. Su deseo más grande era encontrar un porrón de oro que según los pobladores aseguraban que existía en sus faldas y  aparecía en noches de luna llena. Por la tarde llegaron a su destino y ansiosos esperaron la oscuridad  para ver lo que ellos consideraban descubrir y descifrar la incógnita de este tesoro.



Cerca de las siete de la noche un lugareño les advirtió que el porrón siempre aparecía a las personas en noche de luna llena, pero que no se atrevieran ir a cogerlo, pues al hacerlo el porrón de oro se distanciaba hacia una cueva ubicada en sus faldas. Era muy peligroso pues ya habían desaparecido muchos exploradores.
Pepe y Juan minimizaron tal advertencia y esperaron la salida de la luna para comprobar la versión que tenían. Once de la noche la luz de la luna iluminaba las verdosas faldas del Shipago, estaban tan emocionados que no  sentían pasar por sus rostros las gélidas ráfagas de aire, ni del hambre tenían conciencia, pues también las sensaciones de cansancio habían desaparecido.
Sus ojos estaban fijos en la montaña sin siquiera parpadear por la  tenue luz de las luciérnagas. La luna estaba en el cenit del firmamento y las estrellas brillaban con más intensidad. El canto de las lechuzas anunciaba la medianoche  y la repentina aparición del porrón de oro como por arte de magia. La luz radiante del porrón  era cautivadora y su contenido era aún más, pues contenía diamantes y rubíes que despertó su codicia y su ambicia por la riqueza.  Pepe y Juan no tuvieron en cuenta la advertencia del campesino y decidieron ir tras el porrón de oro; mientras iban acercándose el porrón se alejaba hacia una cueva que conducía al interior.  Con la mirada se decían ¡Es nuestro! ¡Vamos tras él! Sin percatarse que se estaban alejando del ambiente exterior caminaban apresuradamente a coger el porrón lleno de diamantes y perlas. Diez metros en el interior se escuchó el crujir del cierre de una puerta y una voz sórdida pronunció  ¡Bienvenidos al grupo de los perdidos! Esta será su tumba y nunca más saldrán de ella. Querían riquezas y lo tendrán. Esta tenebrosidad será su casa por el resto de su vida y ya no volverán más a su terruño. Ansiaban tesoros y lo poseerán, pero su alma me pertenece.

Desde ese momento todos los meses de luna llena, se puede divisar a Pepe y Juan junto al porrón de riquezas en las faldas del Shipago; Y nadie más se atreve codiciar las riquezas que se divisan ahí en noches de luna llena.

DORIS EDISA MONTEZA HUAMAN.

 
 

1 comentario:

  1. Doris linda y hermosa, has flajeado mi creación. Debías ser honesta y citar de dónde lo obtuviste.

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